El gran alpinista italiano Walter Bonatti nos dejaba la semana pasada a sus 81 años en Roma. En Piedra de Toque le rendimos un homenaje y viajamos a sus grandes montañas guiados por el himalayista vasco Juanjo San Sebastián y por nuestro guía literario Kiko Betelu. Con su muerte desaparece el mejor alpinista de todos los tiempos, un referente de la vanguardia, la honestidad y la aventura. A pesar de colgar las cuerdas y el piolet a los 35 años, sus escaladas son todavía hoy inspiración y referente de todo montañero, así como sus reportajes y artículos desde la Amazonía a la Antártida. Bonatti dejó la montaña pronto pero nunca se desligó de ella escribiendo para la revista italiana Época.
Kiko Betelu nos propone dos libros: “K2, historia de un caso” y “Montañas de una vida”Juanjo San Sebastián nos recomiendo el documental de Al Filo de lo Imposible: “Bonatti, el hombre que vino del río”.
Bonatti ha sido el mejor alpinista de todos los tiempos, incluso por encima de Messner, asegura Juanjo San Sebastián. «Nunca he visto en Bonatti la grandilocuencia de Messner. Ha sido un hombre extraordinariamente coherente. A sus 35 años, en su mejor forma tras realizar las mejores escaladas de la época decide retirarse para no volver nunca. Hay que tener una gran capacidad de sacrificio. Todo porque no quería repetirse. Otros, deciden continuar y acaban convirtiéndose en un caricatura de sí mismos».
Kiko Betelu también lo dejó claro: “La montaña para Bonatti no sólo se reducía a números, a metros, si no que la concebía como aventura y exploración. Los mismos ingredientes que transmitía después en sus textos como cuando fue en busca de los tigres de Sumatra”.
Frente a las figuras más mediáticas del alpinismo actual, la figura de Walter Bonatti evoca otra forma totalmente distinta de entender la montaña, la ética, la aventura. Entre sus grandes escaladas destacan la del famoso pilar oeste del Dru, realizada en solitario en 1955, la cara norte del Cervino, su dramática aventura en el pilar central del Freney, en 1961, la expedición del K2, en la que cargó con las botellas de oxígeno de sus compañeros, o la temible escalada de la más bella montaña del Karakorum: el Gasherbrum IV (7.925 m), sin repetir hoy en día, cuentan más y han tenido mucha más trascendencia que la gran mayoría de ascensiones que hoy se realizan en el Himalaya, como resalta Sebastián Álvaro creador de Al Filo de lo Imposible en su blog.