Alberto Zerain, el camionero de los ochomiles


Al himalayista alavés Alberto Zerain (Vitoria-Gasteiz, 1961) se le iluminaba la cara cuando hablaba de Perú. Un país que descubrió con 21 años, en 1981, atraído por su Cordillera Blanca, los Andes, y en donde se contagió de una pasión total por la aventuras extremas. Tanto que regresó al año siguiente con tan sólo un billete de ida y una mochila. Desde aquel momento la montaña se convirtió en el motor de su vida. Y tal vez, así esté ahora: con un mochila al hombro, al comienzo de la arista Mazeno, la vía escogida para escalar el Nanga Parbat (8.126 m) y donde se le detectó por última vez, hace una semana, a los 6.100 metros de altitud junto al montañero argentino Mariano Galván. Y donde una avalancha ha podido arrebatarles la vida.

 

El Nanga Parbat, “la montaña desnuda”, iba a ser su undécimo ochomil dentro de una carrera como montañero marcada por la fuerza y la resistencia, por la selección de las vías más técnicas y más extremas. Y esa misma fuerza y resistencia era la que Juanito Oiarzabal quería que la aportara ahora en su proyecto personal 2x14x8000. Oiarzabal quería repetir los 14 ochomiles por segunda vez. A falta de tan sólo de cuatro, Saunier Duval era el patrocinador necesario para llevarlo a cabo. Y Zerain tenía la oportunidad de devolverle el brillo a sus ojos: aparcar el camión y atarse de nuevo las botas en busca de sensaciones extremas.

Su camión era la forma de ganarse la vida. La montaña, la forma de sentirse vivo. Y la familia, Paty y sus dos hijos, el refugio entre una y otra actividad.

 

Tan sólo la situación política de Perú consiguió que Alberto regresara a casa, Vitoria, y diera tregua a su primera gran aventura. Eran los años 80, los años duros del grupo terrorista Sendero Luminoso y Zerain era de los pocos occidentales que se atrevía a seguir viajando por el país con la mochila. A su regreso, encontró que todos los montañeros de Álava miraban a los ochomiles, las cimas más altas del Planeta. Y no tardó en recibir propuestas de todo tipo hasta que en 1993 se incorporaba a un expedición científica al Everest (8.848 metros) para medir cómo afectaba la altura al sueño. Zerain no desaprovechó la oportunidad y alcanzó su cima. Cumplía un sueño y se convertía en el primer alavés en conseguirlo.

En la expedición al Makalu (8.465 metros) en el año 1995 coincide con Juanito Oiarzabal por primera vez y hace cumbre al día siguiente de Juanito en solitario desde el campo tres. Después volverían a coincidir en el 2000 en el Everest y ambos dentro del equipo de “Al Filo de lo Imposible”.

 

Cima en solitario del K2 y testigo de la gran tragedia

En esos años, Alberto Zerain comparte la actividad en la montaña con su actividad como profesional del transporte. Con cada kilómetros son más las ganas de entrenar que le entran y con cada entrenamiento, hierven también en su cabeza nuevos proyectos. Así decide testar su fuerza y resistencia. En 2008 hace cima en el monte K2 (8.611 metros) en una de las jornadas más negras de la gran pirámide de cristal. El mismo día que hace cumbre fallecen 11 personas. “Recuerdo perfectamente aquel día. Había ido con amigos a escalar el Broad Peak (8.047 metros) y el K2. Como se terminaban las opciones de escalarlos por el mal tiempo, decidí realizar un último intento y salí desde el campo base del Broad Peak en dirección al K2 en solitario. Subí desde el campo 3 a la cima y en el descenso ya notaba que algo iba a pasar por cómo alargaban las diferentes expediciones el día de cumbre. Después nadie imaginaba un desenlace tan cruel con 11 muertes”.

 

Fuerza, resistencia y velocidad, sus señas

Lejos de espantarle, la cara más dura de la montaña le enseñó a ser más prudente y a entrenar más duro para ganar en autosuficiencia. “Tenía que ser capaz de subir solo y bajar solo”. En 2010 intentó de nuevo el Everest por el corredor Hornbein en estilo alpino por una ruta directa de 2.200 metros hasta la cima.

 

En 2011 el Nanga Parbat (8.125 metros), la Montaña Asesina, por la arista Mazeno, un gran muro de 3.000 metros que continúa en forma de arista repleta de «seitemiles» hasta la cima. En ambas, tuvo que abandonar con rapidez la pared por la amenaza de morir sepultado por los continuos aludes. En las dos supo retirarse a tiempo y el recuerdo de haberlo intentado lo saborea casi tanto como haber alcanzado sus cimas.

 

Y es ahora en esa misma arista donde puede que descanse su cuerpo para siempre. Han pasado seis años desde su primer intento, tres ochomiles más escalados, y muchos kilómetros recorridos con el camión hasta conseguir una oportunidad como ésta. Ojalá sea la luz de su mirada, la misma que encendió en Perú, la que se proyectaba al hablar de montaña, la que le guíe ahora hasta aquí de nuevo y pueda volver con nosotros a completar más kilómetros con el camión para soñar nuevos proyectos y en encontrar también refugio junto a los suyos, Paty y sus dos hijos.

 

  • Perfil elaborado como homenaje a Zerain tras los dos años que he compartido con él dentro del equipo de comunicación del 2x14x8000. Fue un honor poner en marcha la estrategia de comunicación. Y han sido unos días difíciles ya al margen de la comunicación. Zeras, te vamos a echar mucho de menos.

 

  • Aquí un nuevo perfil elaborado para Barrabes: cambian las palabras, se mantiene el mensaje.

 

Alberto Zerain