Reportaje escrito para Conde Nast Traveler sobre la experiencia de testar las propuestos que ofrece Mallorca para disfrutar de los deportes de aventuras. Y es que,  las Islas Baleares no sólo cuentan con los ingredientes clave para el sol y playa, sino que ofrecen la orografía perfecta para la aventura, el riesgo y la vida activa. Lo testamos en el barranco de Mortitx, en Mallorca, entre grandes escaladas, saltos al agua y mucha adrenalina. Aquí un extracto del reportaje, más la acuarela dibujada durante la semana de junio que pasé en la Isla:

 

Amanece en la cala San Vicenç, Mallorca, y Miquel Ángel Torrandell (Mallorca, 1975), de Món d’Aventura, ya tiene todo listo: 12 cascos, 12 mochilas en las que guardar 12 neoprenos y 12 arneses con sus mosquetones. Los expone como si se tratara de una venta ambulante junto a un muro de espaldas al mar.

Los turistas más madrugadores le esquivan con los ojos rasgados por el sueño y avanzan hasta la playa para colocar su toalla en la primera línea. No se tumbarán todavía, tan sólo marcan con picardía su sitio, donde volverán a disfrutar de un día de paz junto al agua turquesa, el cielo azul y un sol picante que caracteriza a las Islas Baleares.

Miquel ni se acuerda de cuándo fue su último día de sol y playa, él prefiere la acción que también caracteriza a Mallorca por contar con una orografía privilegiada. Y sus planes pasan hoy por inyectar pasión por la aventura, la adrenalina y la vida activa a nuevos clientes como guía.

A las 9:15 de la mañana ha convocado a 12 de ellos que, durante las próximas seis horas, escalarán, bucearán y saltarán al vacío para descender uno de los 30 cañones con los que cuenta la isla. “Todo el mundo repite”. Confiamos, todavía con sueño, en que así sea.

 

Día intenso en la oficina: escalada, vía ferrata, barranquismo y snorkel en Mallorca #barrancoMortitx #adrenalina

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En media hora, los 12 aventureros han conseguido equiparse: cada uno con su mochila en la que portan su neopreno, mosquetón y su bocadillo. A los pocos minutos, ya viajan en lancha por el Mediterráneo, el mismo que les acariciaba días antes en las calas de la isla. Ahora les da los buenos días a 15 nudos, entre salpicones y a la sombra de la Tramontana,la sierra que corta la zona norte de la isla. A lo largo de 40 kilómetros, regala intensas sensaciones a los que, como Miquel, viven enganchados a las emociones fuertes.

Se paran las lanchas. Momento para el bocadillo con los ojos ya como platos al ver por dónde caminarán hasta llegar al barranco de Mortitx, el que hoy descenderán. Seis lo realizarán tras un trekking de una hora. Otros seis lo vivirán junto a Miquel tras escalar 80 metros de pared por una vía ferrata y caminar media hora entre rocas kársticas. Las nubes se apiadan y cubren durante media mañana el sol para hacer más ligera la aventura. Mochila, bañador y zapatillas: saltamos al agua. Me sumo.

La ruta comienza con una pared tres metros; promete. Miquel ofrece su cuerda para asegurar. Nos quedan 77 metros de escalada vertical: el agua turquesa, el cielo azul y un salvaje paisaje harán que se pare el tiempo. Comienzan los sudores, la adrenalina se dispara y nerviosos, sonreímos. Una maravilla.

 

Tardes al sol en Mallorca, Pollensa: acuarelas, deporte y mar ⚓️🌴#cuadrillaautonoma #watercolor

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La adrenalina de la escalada desciende. Ahora, todos pensamos en lo que nos espera tras el agujero: comienza el descenso del barranco de Mortitx. Abrimos las mochilas para colocarnos el neopreno: parte de arriba y parte de abajo. También, nos aseguramos de nuevo el arnés y volvemos a apretarnos el casco.

“El primer salto es de tres metros. Muy importante: os cogeré de una mano antes de saltar. Si dais el salto muy largo, os estiraré contra la pared. Si os quedáis cortos, os apartaré de la pared. Cuidado con las rocas”. Silencio.

Miquel lleva casi tres décadas trabajando como guía en Mallorca. Su padre, director de hotel, le enseñó pronto el potencial de dedicarse a la hostelería en la isla y en concreto en la cala San Vicenç. “Pero no valía para eso”. Tras dos años, decidió explorar lo que más le gustaba: la montaña, la escalada y la acción.

Licenciado en Magisterio, recibió del Ayuntamiento el encargó de realizar actividades de escalada con los más pequeños durante un verano. Tanto éxito tuvo la iniciativa que, desde el año 90, por Miquel han pasado la gran mayoría de guías de la isla hasta convertirlo en el pionero. Sonríe con la cara y con los hombros. Está claro que Miquel ha nacido para la escalada y para la docencia: sólo pensamos en volver (…).

Mallorca a golpe de adrenalina